INFLUENCIAS
En primer lugar, cabe mencionar la influencia que
tuvo el momento histórico que vivió,
en su pensamiento pedagógico. El pueblo brasileño estaba oprimido ante las
élites superiores, la sociedad debía seguirles y obedecerles, debían renunciar
a su capacidad de decidir, pasando de ser sujetos a objetos. Predominaba la
alienación y el anti-diálogo, lo que imposibilitaba o dificultaba la movilidad
ascendente y perpetuaba el analfabetismo. Esta sociedad se destruyó cuando las fuerzas que mantenían este
equilibrio se dividieron en reaccionarios y progresistas; esto sería positivo
para “crear” la opinión, lo que conlleva pensamiento crítico.
Para Freire, el hombre necesita de la libertad, ya que si se
acomoda o ajusta a lo que se le imponga, se le deshumaniza, se le priva de
dicho pensamiento crítico, de la capacidad creadora que caracteriza al humano.
Freire estaba convencido de que la figura del
educador contribuiría en la sociedad beneficiosamente, pero para ello debía de
tratarse de una figura crítica que hiciese frente a los irracionalismos, tales
como que los bajos estratos de la sociedad no tuviesen derechos políticos como
para inferir en el poder. El hombre “necesita una educación para la decisión,
para la responsabilidad social y política”. Se ha de proveer al educando de
estructuras mentales que le sirvan de arma ante el pánico y la sumisión.
En cuanto a sus influencias
humanas, debemos mencionar en primer
lugar a su primera mujer, Elza María Oliveira, quien era maestra de enseñanza
de primaria y le ayudó en su análisis sistemático de los problemas pedagógicos.
Por otra parte, también recibió influencias de otros
personajes históricos, ya sea en
persona o a través de la admiración de sus aportaciones. Freire admiraba a Marx, y podemos detectar como lo plasma
a través de sus pensamientos humanistas; y a Che Guevara, de quien rescata los movimientos de liberación.
En cuanto al campo de la educación, admiraba a Célestin Freinet, y también a Erich Fromm, con quien incluso se
escribía correspondencia.
También conoció en persona a John Dewey, a través del educador brasileño Anisio Teixeira. Dewey
le inspiró la importancia de conocer la vida de la comunidad local y la idea
del “aprender haciendo” (learning by doing).
También tuvo influencias recíprocas con Ivan Illich, pues desde sus distintas perspectivas
teóricas, convergían en una idea similar de cambio social radical. Algunos de
los diálogos que mantuvieron se recogen en uno de los tantos libros que
escribió Paulo Freire, “Cartas a Guinea-Bissau. Apuntes de una experiencia
pedagógica en proceso” (1978).
Por último, añadir la
admiración indudable que sentía hacia Ferrer
y Guardia, Macarenko y Krupskaia, de quienes sacó algunas
ideas sobre la escuela políticamente neutral y burocrática, identificándose con
sus planteamientos de una escuela biofila (en conexión con la naturaleza).
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